Fernando Alonso expresó su frustración durante la retransmisión radial de la carrera en Zandvoort: se sintió ignorado por su equipo. Inició la competencia desde la décima posición, perdió terreno en la primera vuelta y debió remontar una vez más. Su enojo quedó claro en un pedido contundente: “Os habéis olvidado de mí”, solicitando un cambio de táctica para evitar quedar atrapado en el tráfico.
Mientras Lance Stroll, quien partió desde el fondo, aprovechó mejor la estrategia al ingresar a pits temprano en la vuelta 8 y pisar aire limpio, Alonso –llegado en la vuelta 18– no pudo desprenderse del pelotón. Las diferencias en ritmos fueron significativas: Stroll registraba tiempos en el orden del 1:15, mientras que Alonso oscilaba entre 1:16 y 1:17, lo que le demandó mayores esfuerzos para avanzar posiciones. Un auto de seguridad reagruparía el pelotón, pero similar respuesta estratégica protectora no alcanzó a beneficiar al asturiano. Finalmente, Alonso cerró la carrera en el séptimo puesto, tras cederle su posición a Stroll, quien contaba con neumáticos menos desgastados.
El desempeño desigual entre ambos pilotos no pasó inadvertido para la cúpula de la escudería. Mike Krack, director de ingeniería de pista, reconoció el enojo de Alonso: “Estaba enfadado con la carrera, con todos; estaba enfadado con nosotros”, expresó, aunque calificó el episodio como un resultado desafortunado producto de la mala sincronización con el auto de seguridad.
En el marco de su enfado, Alonso también manifestó públicamente que el muro de comando no estaba interpretando bien su potencial: “En carrera fui bastante más rápido que algunos coches que iban delante”, sugirió, afirmando lo injusto de la gestión estratégica que limitó sus opciones.