
El Verdinegro igualó sin goles ante La Gloria en una tarde caótica, marcada por el calor, la tensión en las tribunas y la falta de respuestas futbolísticas. El equipo sanjuanino se hunde en la zona baja y cada vez depende más de un milagro para sostenerse en la categoría.
El futuro se complica. Era ganarlo o ganarlo, como sea. Sin luces, sin brillo. San Martín tenía la obligación de vencer a Instituto de Córdoba para mantener viva la ilusión de la permanencia, pero una vez más no pudo con sus propias limitaciones. El empate sin goles en el Hilario Sánchez dejó una sensación amarga, de esas que duelen más que una derrota, porque no alcanza, porque el tiempo se acaba y la tabla aprieta.
A cinco fechas del final del Torneo Clausura, el Verdinegro sigue hundido en el fondo de los promedios y también en la tabla anual. La fecha 11 lo encontró lejos de sus necesidades y sin reacción futbolística, en una situación límite que empieza a parecer una misión imposible.
🔥 Una tarde de caos: Zonda, presión e incidentes
El partido tuvo de todo, menos fútbol. Desde la previa, el clima era una bomba de tiempo. Por un lado, la urgencia por ganar; por otro, los 38 grados a la sombra, el viento Zonda que castigaba el estadio y el malhumor en las tribunas. La interna entre facciones de la hinchada verdinegra sumó un condimento más a una jornada que terminó siendo un verdadero infierno.
A los 30 minutos del primer tiempo, el árbitro Sebastián Martínez anuló un gol a Diego González por mano. Esa acción, la más clara del local, encendió la mecha. Minutos después, los hinchas de la Popular Norte se treparon al alambrado y el juez debió suspender momentáneamente el encuentro. El clima no mejoró y a los 42’ todo explotó: más hinchas subidos, soportes del arco descolgados y una suspensión de más de 15 minutos. La olla de presión estalló en el momento menos indicado. San Martín volvió a la cancha sin alma, superado por las circunstancias.
⚽ La esperanza y la impotencia
En el complemento, Darío Franco movió el banco con tres cambios ofensivos, apostando por el joven goleador de Reserva, Santiago Barrera, como bandera de esperanza. Pero la ilusión duró poco. A los 13 minutos, Watson fue expulsado y dejó al equipo con diez hombres, complicando todo aún más.
Con más ímpetu que ideas, el Verdinegro buscó el gol del alivio, pero la falta de claridad y peso ofensivo volvió a exponer sus carencias. Instituto resistió bien, aprovechó los espacios y hasta pudo ganarlo en el final. Lo más cerca que estuvo San Martín fue con un tiro libre de Recalde que dio en el travesaño y silenció el estadio por un instante.
⏳ Lo que viene
El empate, lejos de traer calma, agrava el panorama. San Martín sumó su cuarto partido sin ganar y la tabla empieza a sentenciarlo. En la próxima fecha visitará a Almagro, en un duelo directo por la permanencia, sabiendo que ya no hay margen para el error.
El Verdinegro vive días de angustia, entre la necesidad de resultados, la tensión institucional y un clima que se vuelve cada vez más difícil de sostener. En el Pueblo Viejo, ya nadie habla de fútbol: todos esperan un milagro.