
Brian Abraham, histórico utilero de Defensa y Justicia, fue contratado por el CD Manchego Ciudad Real de España. En una decisión poco habitual, se le pagará con incentivos como si fuera jugador, incluyendo bonos por partido ganado y por ascenso.
Una historia que rompe esquemas
Durante nueve años, Brian Abraham fue utilero en Defensa y Justicia, detrás del escenario y lejos del foco futbolístico. Pero el destino le tenía reservado otro rol: tras ver un aviso laboral en Internet relacionado con el mundo del fútbol, Abraham aplicó para desempeñar funciones en el ámbito deportivo en España. Lo que comenzó como un gesto de ambición terminó transformándose en una realidad sorprendente.
Tras ser entrevistado por videollamada, convenció a los directivos del CD Manchego Ciudad Real, de la Tercera Federación española (equivalente al quinto escalón del fútbol español). No buscaban un utilero cualquiera: entendieron que su experiencia profesional, aporte al vestuario y conocimientos de logística podrían tener valor agregado.
Aunque no como jugador en el sentido tradicional, Abraham no será un empleado común: su contrato contempla premios por partido ganado y por lograr el tan ansiado ascenso, equiparables a los estímulos que reciben los futbolistas. Esto lo convierte en un caso único: “no jugará, pero será tratado como uno en lo que implica recompensas deportivas”, explicaron desde el club manchego.
Además, antes de sumarse, el club consultó referencias con Defensa y Justicia, quienes respaldaron su trabajo y credibilidad. Esa recomendación pesó para que la propuesta no quedara solo en una nota curiosa, sino una contratación formal con implicancias reales.
Desafíos y expectativas
El contexto no es sencillo. El CD Manchego se encuentra en una competición semi-amateur, con recursos limitados y la necesidad de armar estructuras operativas confiables. Abraham deberá adaptarse a un entorno menor en infraestructura, exigencia y recursos, aunque lleno de pasión.
Internamente, su rol requerirá flexibilidad: tareas dentro y fuera del vestuario, colaboración en logística, apoyo al grupo en viajes, equipamiento y presencia en el día a día con la plantilla. Su experiencia en Argentina lo avala, pero el contexto europeo le exigirá aprender rápido.
Qué deja esta historia
Un ejemplo de que el fútbol no solo se vive desde la cancha: los roles secundarios pueden ganar protagonismo cuando se les reconoce valor.
Hace visible la delgada línea entre lo administrativo y lo deportivo, y cómo algunos clubes innovan para optimizar su estructura con personas de capacidad demostrada.
Una reflexión para los profesionales que trabajan “detrás de escena”: nunca dejar de aspirar, porque oportunidades pueden llegar desde lugares inesperados.